de esos tus lindos ojos;
y descubrí en tu gestos
todo aquello que quería para mí.
Me enamoré del deseo,
de todos los movimientos,
que dibujabas al pasar;
y al cruzarse tu mirada con la mía,
comprendí que me invitabas a soñar.
comprendí que me invitabas a soñar.
Me enamoré del deseo,
de tus silencios,
del repentino palpitar de tu corazón;
y al disfrutar de las licencias
y goces del amor,
entendí que eras para mi.
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