el cielo nublado, cambiaba de tonos;
y la radio encendida, traía música alegre, que contrastaba con sus acordes, con el cielo cada vez más opaco y sombrío.
Desde mi ventana, podía ver,
el vuelo rápido y alborotado de las aves buscando cobijo; escuchaba también ruidos diversos, no muy lejanos,
que decían, que la ciudad estaba viva.
La media luz, fastidiaba mi vista,
y encendí algunas luces; mientras tanto, al mismo tiempo, otras casas se iluminaban, y sombras aparecían entre sus ventanas,
dibujando siluetas, que después de un rato desaparecían.
El tráfico se agita en la ciudad,
que parece despertar a la noche,
alargando los ruidos que no callan; que contrastan con las calles vacías. Siento mis ojos, cansados, que dejan caer, sus párpados, como invitando al sueño;
y así, se va la tarde, tras un velo misterioso, de una Lima mágica.
15-08-01
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