Hoy conocí una chica en un encuentro casual,
se le veía apuradita, muy elegante y formal;
parecía ser una diosa por su forma de mirar,
tenía sus ojos azules; azules, de cielo y de mar.
Señorita, ¿La acompaño? La acompaño a caminar...
Ella miró de reojo y continuó en su andar,
parecía ser un cometa o una estrella fugaz;
iba tan rápido, que no dejaba ver su faz.
Como no me hizo caso, grabé su talle total,
parecía ser divina, parecía no ser mortal.
¡Ahora tengo un ángel!, un ángel con quien soñar.
En esta vida muchas veces se sueña,
aunque sabemos, es preferible amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario