Es la diaria rutina,
la de jóvenes ciclistas,
quienes, esculpen sus figuras,
con el pedaleo,
y el rítmico movimiento,
que realizan,
al recorrer,
las pistas.
Ya sea, en caminos,
áridos o lluviosos;
y soportando tal vez;
el sol, el frío,
viento o neblina;
lo que los convierte,
en expertos en la lucha,
por llegar a la meta.
Atravesando, llanos,
subiendo,
empinadas pendientes,
descensos de emoción,
para llegar,
tal vez,
a la mitad del camino,
dejar la bicicleta a un lado,
y reponer fuerzas,
Luego, de realizar el ajuste de tuercas,
la revisión de la máquina,
el almuerzo,
beber mucho líquido
y aquietado, el agitado,
latir del corazón,
sabemos, debemos,
regresar.
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